简介
Hace siete años, Emerald Hutton dejó a su familia y sus amigos para ir a la escuela secundaria en Nueva York con el corazón roto, solo para escapar de una persona: el mejor amigo de su hermano, a quien amaba desde el día en que la salvó de los matones cuando tenía siete años. Herida por el chico de sus sueños y traicionada por sus seres queridos, Emerald enterró los pedazos de su corazón roto en el rincón más profundo de sus recuerdos.
Siete años después, tuvo que regresar a su ciudad natal después de terminar sus estudios universitarios. Su corazón se convirtió en una fría piedra, vacío de amor y cayendo en el olvido que una vez latió por un hombre.
Traumatizado por su pasado, Achilles Valencian se había convertido en el hombre al que todos temían. Los golpes de la vida habían llenado su corazón de una oscuridad sin fondo. Y la única luz que lo había mantenido cuerdo era una chica con pecas y ojos turquesa que había adorado desde siempre, la hermana pequeña de su mejor amigo.
Después de tantos años, cuando finalmente había llegado el momento de capturar a su presa en su territorio, Achilles Valencian comenzará su juego. Un juego para reclamar lo que es suyo.
¿Podrá Emerald distinguir la diferencia entre el amor y el deseo, y evitar la peligrosa ola que una vez la arrasó para mantener su corazón a salvo? ¿O caerá en la trampa? Nadie jamás pudo escapar de las manos del hombre y él siempre obtiene lo que quiere. Y ese juego se llama:
'La Trampa de Ace'.
第1章 Prólogo
Me quedé mirando a la chica que estaba frente a mí, y sus ojos nerviosos escondidos detrás de los anteojos de montura negra me devolvieron la mirada. Me coloqué un mechón suelto detrás de la oreja con vacilación y me mordí el labio.
La chica hizo lo mismo.
Luego, parpadeé, y ella imitó mi gesto nuevamente.
"¿Terminaste de mirar tu reflejo, Em?". Un resoplido vino de detrás de mí. "¡Por el amor de Dios! ¡Has estado haciendo lo mismo durante los últimos cinco minutos! ¡Me estás asustando!".
Le dediqué una mirada a mi mejor amiga a través del espejo, quien me observaba con los brazos cruzados sobre su pecho, sentada al borde de mi cama con el ceño fruncido.
Volví a centrar la atención en mi reflejo. "No lo sé, Beth. ¿Crees que a él le gustará mi apariencia?".
"¿Después de que pasamos dos horas arreglándote? Sí, estamos seguras de que le encantará cómo te ves y no te rechazará cuando le digas lo enamorada que estás de él", dijo Casie, mi otra mejor amiga que estaba de pie junto a Beth.
Rechazo. Esa es la misma palabra que me ha estado atormentando durante gran parte de mi vida. He estado esperando este día durante seis años. Desde el día en que él me dijo todas esas palabras. He estado esperando desde entonces.
Si él me rechaza hoy, no sé qué haría.
Flashback.
"¿Serías mi príncipe, Ace? Yo quiero ser tu princesa", le pregunté al mejor amigo de mi hermano cuando me regaló un vestido de Cenicienta en mi noveno cumpleaños.
Él se rio de mi tonta pregunta y su gesto casi rompe mi corazón. Sin embargo, cuando vio mi rostro decaído, se agachó ante mí y dirigió su mirada gris como la tormenta a mis ojos turquesa. "Ya eres mi princesa", me dijo.
"¿En serio?". Mi rostro se iluminó como un árbol de Navidad al escuchar sus palabras. "¿Eso significa que te casarás conmigo?".
Ace se mordió el labio y sus ojos brillaron con diversión. "Lo siento, pequeña. Pero no puedo casarme contigo".
"¿Por qué no?", le respondí con una mueca.
"Porque no es el momento adecuado. Todavía eres muy joven".
"Entonces, ¿cuándo será el momento adecuado?". Le dediqué una mirada cargada de esperanza.
"Cuando dejes de ser un capullito y te conviertas en una rosa en todo su esplendor".
Fin del flashback.
Había esperado hasta este día para florecer y transformarme en una rosa. En el pasado, yo no sabía lo que significaban sus palabras, por lo que las escribí en mi diario personal para recordarlas y tratar de comprenderlas.
Casie dijo que ya éramos lo suficientemente grandes como para tener novio. Bueno, ella ya había tenido uno a los catorce años y, ahora que teníamos quince, el número había aumentado a cuatro.
Yo estaba al tanto de que todo lo que Ace había dicho ese día había sido para no romperle el corazón a una niña ingenua de nueve años, pero no me importaba. Creo que estoy preparada para confesarle mis sentimientos el día de hoy. Esta vez, de verdad.
"¡Em, te ves impresionante! Aunque prefería tu cabello largo y ondulado. Pero está bien, este también te queda de maravilla", comentó Beth.
Mi largo cabello hasta la cintura había sido reemplazado por una melena que me llegaba hasta los hombros, y mis ondas salvajes habían desaparecido para darle paso a mi cabello lacio. Ahora lucía igual a Tess, mi hermana. Ella y Tobias eran gemelos, por lo que Ace también era su mejor amigo. Una vez lo escuché decir que le gustaba el cabello de mi hermana, así que tomé la decisión de arreglármelo igual al de ella. Aunque mi hermana era rubia y yo castaña.
"El pelo corto está de moda ahora. Además, a Ace le gusta así", respondí mientas revisaba mis uñas recién arregladas, igual a las de Tess.
Tal como a Ace le gustaba. Todas sus novias anteriores eran como mi hermana; hermosas y con clase. Sí, estaba celosa de ellas; sin embargo, todas habían sido temporales, ya que, una vez que estemos juntos, yo seré la única en su vida.
Me sonrojé ante el pensamiento que invadió mi mente.
Entonces, decidí ser como ellas y me inspiré en mi hermana. ¿Quizás de esa manera se fijará en mí?
El cambio de imagen del día de hoy era la prueba, pues me vestí como Tess y me arreglé tal como lo hace ella. Incluso me infiltré en su habitación para sacarle su perfume favorito.
"¿No crees que este vestido es demasiado corto, Casie?". Si bien quería usar un atuendo como los de mi hermana, no me sentía cómoda en ellos. Ella se veía hermosa con esos pequeños vestidos ajustados, ya que su figura era como un reloj de arena. Sin embargo, yo no había sido tan suertuda y mis curvas eran casi inexistentes. Bueno, no se le podía pedir más a una chica de quince años.
"¡No es corto! ¡Te pondrás eso y punto! ¿Acaso no quieres que Ace te note?", dijo Casie con una ceja levantada.
"¡Está bien!", le respondí mientras tomaba una respiración profunda. ¡Vamos, Em! ¡Tú puedes hacerlo!
"Está bien. Vamos. De lo contrario, nos perderemos la gran entrada de tus hermanos", dijo mi amiga con emoción mientras salía de mi habitación.
Hoy era el decimonoveno cumpleaños de mis hermanos mayores y cada celebración en la familia Hutton tenía fama de ser grandiosa, por lo que nadie quería perderse este evento tan especial al que asistiría casi la mitad de las familias más prestigiosas de la zona.
Cuando todos llegamos al salón, me moví inquieta en mi lugar. Mis manos estaban sudadas y mi corazón golpeaba fuerte en mi pecho, pues estaba nerviosa por el eventual encuentro con Ace. Para mi mala suerte, el pequeño vestido que estaba usado me hizo sentir aún más incómoda.
Divisé a mis padres entre la multitud. Ambos estaban de pie al lado del otro, como de costumbre. Los dos eran inseparables y seguían locamente enamorados incluso después de veinte años de matrimonio.
La relación de mis padres me daba esperanza. Si Ace y yo llegáramos a ser así algún día…
"¡Emmy!". La voz de mi madre me sacó de mi fantasía.
Les dediqué una sonrisa a ambos y caminé en su dirección.
"¡Dios mío! ¡Mírate! ¡Mi bebé se ve tan hermosa el día de hoy!", dijo mi madre efusivamente con una sonrisa deslumbrante.
"¿En serio?", le pregunté sonrojada.
"¡Por supuesto, mi niña! ¡Deberías arreglarte más seguido!".
Papá no dijo ni una sola palabra, pues no parecía estar contento con mi vestimenta tan fuera de mi elemento.
"¿No te gustó el vestido que te compré, princesa?", me preguntó.
Sí me había gustado. Mucho, en realidad. Pero a Ace no le gustaría.
"¡Me encantó, papá! Pero… no pude encontrar joyas que me combinaran", mentí.
Él asintió con la cabeza.
Mamá me dedicó una mirada de complicidad, ya que ella sabía que me gustaba Achilles Valencian, todos sabían. Sin embargo, nadie sabía que lo que yo sentía era mucho más que un simple capricho.
Ace se había convertido en el príncipe de mis sueños desde el día en que Tobias me lo presentó cuando tenía solamente siete años. Ese día todavía vivía detalladamente en mi memoria. Pero fue el día que me salvó de unos matones en mi escuela cuando se convirtió en mi héroe. Y, con el pasar del tiempo, se convirtió en mi corazón.
Detuve el impulso de cubrir mis mejillas sonrojadas.
¿Dónde estaba Ace?
Inspeccioné el lugar en su busca. Él ya debería haber llegado a esta hora. El mes pasado, cuando jugó al ajedrez conmigo, me prometió que vendría esta noche, y él nunca rompía nuestras promesas.
Él solía venir a nuestra casa todos los días, pero sus visitas habían disminuido después de la tragedia que enfrentó su familia el año pasado. Ace cambió. El chico despreocupado y juguetón se convirtió en un hombre perdido y enfadado; sin embargo, su personalidad cariñosa cuando estaba conmigo seguía intacta. Él venía una vez al mes a visitarnos y, obviamente, a jugar al ajedrez conmigo.
La multitud aplaudió cuando Tess y Tobias bajaron las escaleras dramáticamente con el foco en ellos. Tess parecía sacada de un cuento con su vestido de hada rosa a medio muslo, y Tobias se veía reluciente con su esmoquin negro. Ambos sonreían a las cámaras y a la multitud mientras sus amigos aplaudían y silbaban incontroladamente.
Sin embargo, no había señales de Ace.
Deambulé sin rumbo fijo entre la gente para buscarlo.
¿Dónde estás?
"¡Ay!".
Tropecé hacia atrás al chocar contra un torso tonificado. Al cabo de unos segundos, unos brazos rodearon mi cintura.
"Lo sien… ", la respiración se atascó en mi garganta cuando alzé la mirada y vi unos tormentosos ojos grises observándome. La densa barba incipiente había desaparecido y su mandíbula definida se percibía perfectamente. Su cabello negro azabache estaba peinado hacia atrás y la argolla en su ceja derecha había desaparecido. A pesar de que tenía sombras oscuras bajo sus hermosos ojos y estaba más delgado que antes, aun así se veía impresionante.
"¿Capullito?". Su frente se arrugó mientras me ayudaba a ponerme nuevamente sobre mis pies y observó mi cuerpo de arriba hacia abajo con los labios apretados. "¿Qué llevas puesto?", dijo con voz profunda en un acento griego.
Eso sucedía cada vez que estaba enojado.
Mis ojos se agrandaron de la sorpresa. ¿Acaso no le gustó cómo me veía?
"Uh, ¿por qué? ¿No me veo bien?", le pregunté mientras me mordía el labio. "Pensé que te gustaría".
Ace frunció el ceño aún más mientras miraba mi cabello y la gran cantidad de maquillaje en mi rostro; sin embargo, al cabo de unos segundos negó con la cabeza. "Emerald, no necesitas mi aprobación para nada. Eres libre de ponerte lo que quieras", dijo con seriedad y se marchó.
Se me cayó el corazón. Luego, le eché un vistazo a mi cuerpo. ¿Qué había de malo con lo que llevaba? ¿Por qué él se mostró tan distante?
Ace había tenido este comportamiento desde la muerte de su padre. Nuestras familias no eran tan unidas, pues les gustaba proteger su privacidad, por lo que nadie sabía realmente lo que le había pasado a su papá. Sin embargo, fuera lo que fuese, la situación provocó un gran cambio en Ace, lo cual me causó una pena gigantesca.
Corrí escaleras arriba para ponerme el vestido blanco que me había traído papá y me quité todo el maquillaje. Cuando estuve conforme con mi nuevo look al natural, bajé nuevamente al salón.
Al llegar al lugar de celebración, ignoré las miradas de sorpresa de Casie y de Beth y fui en busca de Ace una vez más.
Tess y Tobias estaban ocupados charlando con sus amigos, pero el chico que me importaba no estaba con ellos.
"¡Oye, Em!", gritó mi hermano.
Lo miré con una sonrisa y me dirigí hacia ellos.
"¿No se te olvida algo, hermanita?".
Solté una risita y lo abracé con fuerza. "¡Feliz cumpleaños!".
Tobias me levantó del suelo y yo solté un chillido ante su gesto. "¿Dónde está mi regalo?", me preguntó mientras me bajaba de sus brazos.
A Tobias le encantaban mis regalos de cumpleaños. De hecho, le encantaba el pastel red velvet que le horneaba desde que perfeccioné mis habilidades de pastelera. A Ace también le encantaba.
"Te lo daré después de la fiesta. Está en la nevera", respondí mientras mis ojos examinaban a la multitud que nos rodeaba.
Al cabo de unos segundos, encontré a mi objetivo. Estaba parado en una esquina con una bebida en la mano junto a una mesa y parecía estar sumido en sus pensamientos.
"¡Feliz cumpleaños!", le dije a mi hermana mientras envolvía los brazos a su alrededor.
"¡Gracias!". Tess rompió nuestro abrazo y me preguntó: "¿Te cambiaste?". Sus ojos recorrieron mi vestimenta mientras esperaba mi respuesta.
Al mismo tiempo, Mark, un chico de su grupo de amigos, saludó a Ace y le dio una palmada en la espalda, pero él lo ignoró. Ace le lanzó una mirada penetrante a Mark cuando este intentó arrebatarle el vaso de sus manos, y el muchacho retrocedió al notar la expresión en su rostro.
"¡Oh, sí! El vestido era un poco incómodo", dije distraídamente, pues mis ojos estaban fijos en el chico que se encontraba al otro lado de la habitación. "Regresaré en un minuto".
Cuando intenté alejarme, Tess me agarró del brazo y me apartó de su grupo de amigos.
"Vas a decirle cómo te sientes esta noche, ¿no es así?".
Dejé escapar un grito de sorpresa al escuchar la pregunta de mi hermana. ¿Cómo lo sabía?
"No lo hagas", dijo con voz aguda. "Te romperá el corazón".
Al escuchar sus palabras, me solté de su agarre y fruncí el ceño. "¿Cómo lo sabes? Quizás yo también le guste".
"¡No seas ingenua, Em! Que sea tierno contigo no significa que sienta algo por ti", dijo con voz severa. "Ambas sabemos que él solo te ve como una hermana, no como algo más. No lo incomodes con tu estupidez, pues ya está lo suficientemente afectado por sus propios problemas".
Las palabras de Tess dolieron en lo más profundo de mi corazón. Siempre tuve miedo de que su amabilidad hacia mí fuera solo un amor fraternal; sin embargo, en el fondo, sentía que había algo más allá de eso. Quizás era una tontería, pero mi corazón me decía que no me rindiera.
No sabré sus intenciones a menos que lo enfrente, ¿no es así?
"No lo incomodaré. Además, tú no lo sabes todo. ¿Por qué mejor no disfrutas de tu fiesta y me dejas sola?", le dije con el mismo tono que ella me había hablado hace unos minutos.
Los ojos azules de Tess brillaron, y me advirtió: "Aléjate de él, Emerald. Ace no es el indicado para ti".
Mi ira estalló al escuchar sus palabras. "Voy a hacer lo que quiera, Tess. ¡No es de tu incumbencia! ¡Así que, por favor, déjame en paz!", le respondí. Luego, me di la vuelta y me alejé.
Cuando estuve cerca de Ace, tomé una respiración profunda para calmarme y me arreglé el cabello con las manos. Nadie podrá evitar que le exprese mis sentimientos el día de hoy.
"¡Hola!", dije con voz tímida. Toda la confianza que sentía hace unos momentos se esfumó y una sensación de nerviosismo revoloteó en mi estómago.
Los ojos grises de Ace se clavaron en los míos y, esta vez, su mirada no denotaba disgusto, pero tampoco satisfacción. Sus ojos estaban simplemente fríos.
De hecho, era evidente que estaba de mal humor. ¿Debería confesarle mi amor hoy? Pero me había costado demasiado tomar esta decisión y no sé si volveré a tener las agallas nuevamente para hacerlo.
"¿Jugarás al ajedrez conmigo el día de hoy, Ace? He estado esperando para jugar otra partida".
¿Será que después del juego su estado de ánimo mejorará?
Ace pensó en la propuesta por un segundo y luego asintió con la cabeza. "Sí, me parece bien. De todos modos, la fiesta está aburrida".
Mi sonrisa fue tan grande que casi cubrió toda mi cara. "Muy bien, iré a preparar el tablero. ¿En la biblioteca, como siempre?".
Ace asintió y tomó un sorbo de su bebida. "Subiré en seguida".
Sin poder contener mi emoción, le rodeé el cuello con los brazos y lo abracé con fuerza. Me sentí mareada al percibir su aroma exótico mezclado con un leve olor a humo. "Estaré esperándote".
Mi arrebato lo tomó desprevenido, pues se quedó de pie sin mover ni una sola extremidad de su cuerpo y su toque en mi espalda fue casi inexistente. Luego, suspiró profundamente y me apartó de los hombros.
Los labios de Ace estaban en una línea recta cuando me dijo: "Anda".
Al escuchar su petición, asentí con la cabeza y me dirigí a la pequeña biblioteca para comenzar a preparar el tablero de ajedrez. Apenas podía contenerme de bailar por toda la habitación.
Finalmente le iba a decir que lo amaba.
Pasaron diez minutos y Ace todavía no llegaba a la biblioteca. Pronto, esos diez minutos se convirtieron en veinte y aún no había rastro de él. Incluso me perdí el momento en que mis hermanos cortaron el pastel de cumpleaños para que él no tuviera que esperar si llegaba aquí, pues dijo que vendría en seguida.
Dejé escapar un suspiro y me puse de pie para ir al salón de la celebración. Cuando llegué a la planta baja, la fiesta estaba en su mejor momento, ya que la mayoría de la gente mayor se había marchado y solo quedaban los más jóvenes bailando y bebiendo desenfrenadamente.
Divisé a Casie bailando con mi hermano y a Beth bebiendo con un grupo de chicas; sin embargo, no encontré a Ace por ninguna parte. La música fuerte y el potente olor a alcohol casi me provocó arcadas.
¿Dónde estaba?
Caminé hasta el balcón abriéndome paso entre la gente que se encontraba bailando y bebiendo, pero tampoco estaba allí. ¿Se había olvidado de nuestro juego de ajedrez y se había marchado?
Pero él nunca se olvida de nuestras partidas.
Suspiré con decepción y decidí volver a mi habitación. Tendrá que ser para otro día.
Justo cuando me giré para regresar a mi cuarto, escuché unos ruidos extraños provenientes del balcón. Yo no había entrado del todo al lugar, sino que solo me había quedado en la puerta.
Motivada por mi curiosidad, entré lentamente y miré a mi derecha.
Cuando vi la escena frente a mí, me quedé helada y mi corazón dejó de latir en mi pecho cuando la respiración se quedó atrapada en mi garganta. Mis manos temblaron a mis costados mientras asimilaba lo que estaba viendo.
Las manos de Ace estaban envueltas con fuerza alrededor de la cintura de la chica y ella le rodeaba el cuello con sus brazos. Una de las manos de la muchacha jalaba su cabello mientras sus bocas se fundían en un beso apasionado. Sus cuerpos estaban tan juntos que ni siquiera un alfiler podría pasar entre ellos.
Cada uno de sus gemidos destrozó mi corazón como mil puñaladas y lo rompió en millones de pedacitos. Mis pies tropezaron hacia atrás y mi rostro se llenó de lágrimas.
Las manos del hombre al que tanto amaba vagaron alrededor del cuerpo de la chica mientras la acercaba a él aún más. Mi corazón se estremeció con tanta fuerza que tuve que agarrarme el pecho con las manos mientras un sollozo amenazaba con escapar de mis labios. Sin embargo, rápidamente me tapé la boca y salí corriendo del lugar.
Corrí lo más de prisa que pude hasta llegar a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí mientras dejaba escapar un sollozo cargado de agonía. Las lágrimas nublaron mi visión y mi pecho seguía doliendo terriblemente.
Sentí que mi interior se rompía y se desmoronaba dejando pedazos irreparables.
Luego, mis mejores amigas llamaron a mi puerta y sus voces preocupadas llenaron mis oídos, pero no era capaz de hablar ni de moverme. Todo lo que podía hacer era tumbarme en el suelo en la oscuridad de mi habitación y llorar desconsoladamente.
Los recuerdos de los dos enredados en los brazos del otro pasaron por mi mente una y otra vez, lo cual hacía la situación aún más dolorosa.
Si bien Ace no estaba al tanto de mis sentimientos por él, ella sí lo sabía, por lo que su traición intensificó más el dolor. La traición de personas ajenas era tolerable, pero no la de tus seres queridos.
¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo se atrevió?
Me quedé acostada en el suelo frío de mi habitación toda la noche, acunando mi corazón y lamentando la pérdida del amor que mi propia hermana me arrebató.
第2章 De vuelta en casa
Le eché un vistazo a mi muñeca.
Las nueve y media.
"Señora, por favor apague su teléfono celular. El avión está a punto de despegar", dijo la asistente de vuelo con su voz angelical.
"Sí, deme un minuto", respondí mientras le lanzaba una mirada de disculpa.
Después de asentir con la cabeza, ella se alejó.
"Mamá, debo colgar. Ya llevo dos advertencias".
"¡Bien, de acuerdo! Ya no te molestaré más. Como sea, vendrás a verme en algunas horas. ¡Te estaremos esperando afuera del aeropuerto cuando aterrices!". La emoción goteaba a través de su voz mientras una repentina nostalgia llenaba mi mente. Habían pasado dos años desde la última vez que los vi.
"Mantén a ese chico a un brazo de distancia", escuché gritar a papá en el fondo.
Sacudiendo mi cabeza, no pude evitar soltar una risita. "¡Muy bien! Los veré en el aeropuerto".
"¡Te amamos, cariño!", dijeron ambos al unísono.
"¡Yo también los amo!".
Después de dar un suspiro, miré por la ventana. Otro avión despegó de la pista y voló alto en el cielo. Esa escena siempre me había fascinado, aunque siempre luché conmigo misma para no voltear durante los despegues.
De pronto una figura se desplomó a mi lado, obligándome a girar la cabeza. Dejando escapar un bufido, él se acomodó contra el asiento.
"¿Cómo está tu estómago?", le pregunté mientras veía el sudor en su frente y sus mejillas enrojecidas.
"Nada bien. No debí haber comido los macarrones sobrantes anoche. ¡Dios! ¡Lo prometo! No volveré a tocar las sobras de comida", gimió.
¡Pobre hombre! Incluso a pesar de esa crisis accedió a acompañarme a mi casa.
"Lo siento mucho, Warner. No debiste viajar conmigo en este estado. Deberías haberte quedado, ¿sabes?".
Él me lanzó una sonrisa juvenil. "No tienes que disculparte. Fue mi propia decisión acompañarte incluso después de saber cómo estaba esta mañana".
"Pero fui yo quien te pidió que me acompañaras", dije mientras la culpa se apoderaba de mí.
"No seas tonta. Haría lo que sea por ti. Este no es más que un viaje un poco incómodo. Y todo pasará después de un día. Ya he tomado medicamentos". Él tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, ante lo cual sonreí agradecida.
"Te amo", afirmó mirándome a los ojos.
Mi sonrisa amenazaba con desaparecer, pero me las arreglé para mantenerla y a cambio apreté su mano con más fuerza. El anuncio de la asistente de vuelo para que cada pasajero se abrochara el cinturón de seguridad me salvó de otra situación incómoda.
Hemos estado saliendo durante seis meses y nos conocemos desde que me uní a la universidad. Al principio solo fuimos buenos amigos. Después de mis varios intentos fallidos de salir con un chico durante más de una semana, dejé de intentar cualquier tipo de relación con nadie, pero cuando Warner un día me invitó a salir en la reunión de un amigo, no pude menospreciarlo.
Él era todo lo que una chica buscaría en un novio ideal. Era guapo, inteligente, humilde y honesto. Y lo más importante de todo, me conocía muy bien. A fin de cuentas llevábamos tres años de amistad. Entonces, cuando me pidió que fuera su novia, acepté de inmediato.
Pero aunque había confesado sus sentimientos miles de veces ante mí, no he podido obligarme a corresponder a su amor de la misma manera. No es que no me gustara. Él era un gran tipo. Era solo que tal vez necesitaría más tiempo para tener sentimientos más profundos por él, y yo estaba esperando ese día.
"Señora, ¿le gustaría tomar un café?". La voz de la azafata me sacó de mi trance.
"¿Tienen té?".
***
Después de unas largas cuatro horas y media, finalmente aterrizamos en California, donde encontré a mis padres justo donde me dijeron que estarían. Mientras sostenía en sus manos un cartel que decía 'bienvenida a casa', mamá me recibió con un abrazo más entusiasta de lo habitual, en tanto que papá tenía una mirada de satisfacción en sus ojos ahora que finalmente había llegado a casa. No obstante, solo estaría ahí por dos semanas antes de tener que volver.
Desde el día en que decidí mudarme a Nueva York para estudiar la escuela preparatoria, él tuvo que cargar con un mundo de preocupación por mí sobre sus hombros. Y también mamá. No fue fácil para mí estar tan lejos de ellos, pero hubiera sido más difícil quedarme aquí, en esta ciudad, puesto que necesitaba tiempo para sanar. Y la distancia era necesaria. Tan pronto como los recuerdos de esa noche comenzaron a inundar mi cerebro, apagué mi mente, enterrándolos en el fondo, tal como lo había hecho durante los últimos siete años.
Desde entonces he seguido adelante.
"¡Bienvenida a casa, ratoncito!". En el momento en el que atravesé el umbral, fui atrapada por un abrazo aplastante. "¡Solo mírate! ¡Cuánto has crecido!".
En ese momento puse los ojos en blanco. "Me viste apenas hace dos meses".
"Sí, pero se siente como una eternidad desde la última vez que te irrité", replicó él con los ojos cálidos por la nostalgia.
No pude evitar sonreír. A decir verdad lo echaba de menos a pesar de que me visitaba a menudo en Nueva York debido a sus viajes de negocios.
"¡Te lo advierto de una buena vez, será mejor que mantengas tu estúpido trasero lejos de mí!", le advertí fingiendo una mirada seria.
Él se rio entre dientes antes de que su mirada se posara en Warner, cuyo rostro se veía azul debido a su maratón hasta los baños cada diez minutos. Parecía que se desmayaría en cualquier momento. Él se mostró extremadamente avergonzado cuando tuvo que correr hacia el baño antes de que pudiera siquiera estrechar la mano de papá.
¡Vaya manera de dejar una impresión en mis padres!
Yo quería que su primer encuentro fuera bueno, pero a papá ya no le podía desagradar más después de eso.
'Es demasiado bueno para ser verdad', le dije una vez a papá por teléfono. Yo no sabía por qué, pero él no lo aprobó en el mismo momento en que escuchó que estábamos saliendo.
"¡Hola, Warner! ¡Qué bueno verte, hombre!", Tobias lo abrazó de costado. "¿Estás bien? Pareces estar enfermo".
"No es nada serio, es solo una infección estomacal. Es bueno verte también". De repente, el joven se retorció como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el estómago. "Eh, si no les importa...".
"Es a la derecha y después hacia arriba, la primera puerta. Ahí encontrarás la habitación de huéspedes", indicó papá en tono disgustado.
Lanzándole un rápido 'gracias', él corrió adentro mientras yo soltaba un suspiro.
Tendré que hablar más tarde con papá sobre esto. Aunque Warner no se dio cuenta de su tono en ese momento, pronto lo haría.
"Pobre muchacho", murmuró mamá, enviándole a papá de manera sutil una mirada de reprimenda, la cual él ignoró mostrándose orgulloso antes de entrar. Sacudiendo la cabeza, mi madre me miró. "Cariño, ¿por qué no vas a tu habitación y te aseas? Mientras tanto, te prepararé algo rápido".
Recibiendo un asentimiento de mi parte, ella fue tras papá. Definitivamente le iba a dar un sermón.
Tobias me rodeó con su brazo mientras subíamos las escaleras. "¿Y entonces? Te vas a quedar con este, ¿eh?".
Al igual que a papá, a él tampoco le agradaba mi novio. Sin embargo, mientras papá se mostraba abiertamente reacio al respecto, él era más sigiloso.
"Es un buen muchacho, Tobias. Y la mejor parte es que es mi mejor amigo".
"¿Eso es todo? ¿Te quedarás con él solo porque es un buen tipo y tu amigo?", me cuestionó levantando la ceja.
"¿No te parece suficiente?".
Él se encogió de hombros. "¿Y los sentimientos? No veo que lo mires como solías mirar a A...".
Yo le cubrí la boca evitando que terminara la frase. "Me gusta. Y creo que eso es suficiente para mantener una relación con él. Deberías estar feliz por mí, ¿no?".
Yo detecté un brillo en sus ojos que no pude descifrar, y entonces sonrió. "Si eso es lo que te hace feliz, está bien Em".
Mis labios se curvaron ante sus palabras. "Gracias por entenderlo".
Una vez que me dejó en mi habitación para asearme, les dejé un mensaje a Casie y a Beth sobre mi llegada y me preparé para un largo baño tibio. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que las vi, pero antes solíamos pasar mucho tiempo juntas. Ellas querían irse conmigo para estudiar la universidad, pero Beth no pudo hacerlo porque su novio estaba aquí. Y Casie, bueno, ella dejó los estudios por su carrera como modelo.
Al menos su decisión terminó siendo la correcta, puesto que ahora era una modelo sumamente exitosa y yo no podía estar más orgullosa de ella.
Durante la cena, Warner se veía mucho mejor que esa mañana. Esa noche fue nuestra cena familiar, por lo que los deliciosos platillos hechos por mamá fueron la especialidad. Si durante todos esos años hubo algo que me perdí de mi familia, fue la cocina de mamá.
Cuando ella colocó un plato de tartas de manzana delante de mí, la miré boquiabierta y, mi rostro se partió en una sonrisa codiciosa. "¡Mi favorito!".
Riendo, ella se sentó en su lugar al lado de papá.
Cuando Tobias trató de tomar una tarta, le aparté la mano de un golpe. "No te atrevas a tocarlas, son todas mías".
Él frunció el ceño ante eso. "¡Eso no es justo! ¡A mí también me encantan!".
"Tobi, deja que tu hermana tenga lo que quiera. Tú tuviste todos estos años para ti solo, así que ahora es su turno", lo reprendió papá.
"¡Están siendo muy parciales!", se quejó mi hermano nuevamente, haciéndonos reír a todos. Los ojos de mamá brillaron al vernos bromear como en los viejos tiempos. En ese momento su mirada se posó en mi muñeca izquierda.
"¡Qué hermoso brazalete! ¿Cuándo lo compraste, cariño?".
Yo bajé la mirada para verlo mientras una sonrisa involuntaria se formaba en mis labios. Era una fina cadena de oro decorada con esmeraldas y diminutos diamantes relucientes en forma de rosas.
"Alguien me lo regaló el día de mi graduación", fue mi respuesta. Aún sigo recordando ese día. Mamá y papá no pudieron asistir porque su vuelo fue cancelado debido al mal tiempo. De hecho, nadie de mi familia asistió. Cuando regresé a mi apartamento esa noche con el estado de ánimo decaído después de una fiesta salvaje con mis amigos, encontré una pequeña caja tirada frente a mi puerta.
Era de alguien anónimo, pues no había una nota ni tenía escrito ningún nombre. Aunque al principio no quería conservarlo, no pude resistirme. Me enamoré de esa joya a primera vista.
"¿Quién?".
Yo me encogí de hombros. "No tengo idea. No había ningún nombre escrito en la caja".
"Princesa, no deberías aceptar regalos de desconocidos. Eso puede resultar arriesgado. ¿Y quién te daría un brazalete tan caro sin revelar su nombre?". La frente de papá se arrugó mientras hablaba.
"Podría haber sido Tom. Estoy seguro de que es él quien te envía rosas en cada cumpleaños", exclamó Warner.
"¿Quién es Tom?". Mamá me volteó a ver y me interrogó.
Yo suspiré. "No es nadie, mamá. Es solo un chico de mi universidad que una vez me invitó a salir".
"¿Que no es nadie? Él literalmente te acechaba por todas partes hasta que algo sucedió y desapareció sin dejar rastro. Debe haberse tomado en serio mi amenaza de entregarlo a la policía", comentó Warner con expresión sombría.
"¡Un acosador!", chillaron al mismo tiempo mamá y papá.
"¿Por qué ni siquiera consideraste informarnos sobre ello?", me regañó papá mirándome con disgusto y decepción.
Warner se movió con incomodidad en su silla ante mi mirada. Tenía que abrir su gran boca.
"¡Tranquilízate, papá! Él desapareció antes de que yo pudiera tomar ninguna medida".
"¿A dónde se fue?".
"No lo sé. Un día simplemente... Se esfumó", expliqué encogiéndome de hombros, "Tal vez se dio cuenta de que no me interesaba y se rindió".
"Incluso desapareció de la universidad", murmuró Warner antes de recibir una nueva mirada de mi parte.
Honestamente, no me importaba lo que hubiera sido de ese tipo. Ni tampoco creía que hubiera sido él quien me dio este brazalete. Era imposible que una idea tan hermosa se le ocurriera a un psicópata.
"Aun así, debiste habérnoslo dicho, princesa", repitió papá sacudiendo la cabeza.
"Todo está bien, señor Hutton. Yo estaba allí con ella", intervino Warner.
Papá observó su falta de musculatura y volvió a comer. Al mismo tiempo, los labios de Tobias se movieron a un lado con diversión. Él sabía lo de Tom, pero no les informó a mis padres porque sabía lo inquietos que solían ponerse por cada pequeña cosa.
Los ojos de mamá estaban fijos en la puerta. Mi hermana aún no había llegado. Como siempre, seguramente tenía cosas más importantes que hacer que cenar con su familia.
Justo cuando acababa de tomar un pastel de manzana y me lo llevaba a los labios, un sonido de tacones contra el piso de baldosas llegó hasta mis oídos.
Ella tenía una gran sonrisa en su rostro mientras se acercaba. "¡Hola a todos! Lo siento, me quedé atascada con algo".
Vestido informal amarillo, tacones de aguja altos, cabello rubio liso hasta los hombros, ojos azules y un maquillaje perfecto. Impresionante y sofisticada como siempre.
"¡Hola, hermanita!", ella se sentó a mi lado mientras besaba ligeramente mis mejillas, "Mírate, luces más hermosa de lo que recuerdo la última vez".
Mis labios se curvaron en una sonrisa apretada. "Gracias. ¿Cómo te ha ido?".
"¡Oh, muy bien! ¡Más que bien, en realidad!", exclamó, su piel brillando bajo la luz.
Cuando su mirada se posó en Warner, ella lo reconoció de inmediato. Aunque no estaba mucho en contacto con ella, aparte de mi visita ocasional de uno o dos días, Tobias la mantenía actualizada sobre mí con regularidad a pesar de que ella no estaba interesada.
Después de que terminamos con nuestra cena, el postre fue servido.
"¿Entonces, Em? ¿Ya sabes sobre la fiesta de mañana por la noche?", me preguntó Tess.
Mamá se puso tensa ante la mención de esa fiesta, y yo levanté las cejas.
"¿De qué fiesta hablas?".
"¿No te lo han dicho? La fiesta en la casa Valencian". Ahora era mi turno de ponerme tensa, en tanto que sus ojos brillaron de emoción. "Se dará una fiesta en celebración de la llegada de Valencian Corp a la revista Forbes. Ahora esa compañía domina el mundo empresarial del país. ¿No te parece genial?".
Tobias tenía una mirada de preocupación en su rostro, al igual que mamá. Yo solo asentí con la cabeza ante la pregunta de Tess.
"Sí, ese joven ha trabajado duro para estar ahí. Después de su padre, él comenzó a manejar todos sus asuntos sin ayuda", comentó papá con admiración.
"Por supuesto. Después de todo es mi mejor amigo", comentó Tess.
Destellos de esa noche flotaron en mi mente mientras mi mano se apretaba alrededor del cristal.
"¡Una cosa más! Anunciaré algo realmente importante ante todo el mundo en esa fiesta, de manera que todos deben asistir".
Cuando estaba a punto de abrir la boca para negarme, mamá jadeó.
"¿Ese es un anillo en tu dedo, Tess?".
Una nueva sonrisa se extendió por sus labios mientras levantaba tímidamente la mano para que todos lo vieran. "M... Me propuso matrimonio anoche. Mañana anunciaremos nuestra fecha oficial de compromiso".
El asombro se dibujó en el rostro de todo los presentes mientras yo sentía que algo se revolvía en mi estómago.
"¿Cuándo pasó todo eso? Pensé que lo suyo no era serio", preguntó mamá.
"Lo sé, hemos tenido nuestras altas y bajas. Ha habido algunos problemas entre nosotros. Especialmente de su parte, ya saben, después de lo que le pasó a su familia. ¡Pero finalmente se armó de valor y me propuso matrimonio anoche! ¡No puedo explicar lo feliz que me siento!". Los ojos de mi hermana brillaron con lágrimas de felicidad.
Entonces mi mirada se posó en la letra que estaba grabada en su anillo.
"¿Qué significa la 'V', Tess?". Mis ojos estaban clavados en esa letra. Mi mano se apretó aún con más fuerza alrededor del cristal.
Ella siguió mi mirada. "Oh, es la 'V' de 'Valencian'. ¿No es hermoso?".
第3章 Tormentosos ojos grises
Se escuchó un golpe contra la puerta. "¿Estás lista, cariño? Tu papá está esperándote abajo".
"Sí, mamá. Sólo dame un minuto", respondí mientras miraba mi reflejo en el espejo.
"Está bien, no tardes".
Entonces pasé la palma de la mano por el material rojo adherido a mi piel, el cual se sentía suave. Todo era perfecto: el maquillaje natural, el sencillo cabello largo con raya lateral, el vestido de hombros descubiertos con escote en forma de corazón y una abertura relativamente alta al costado. Todo estaba en su lugar.
"Estoy lista", susurré
antes de tomar mi bolso negro, alisar mi cabello una vez más y bajar por las escaleras.
Warner me esperaba en la puerta. Su boca se abrió mientras observaba mi cuerpo de pies a cabeza con sus ojos azul claro. "¡Demonios! Te ves…", intentó decir sacudiendo la cabeza, "No tengo palabras para expresarlo".
Yo sonreí. "Gracias. Tú no te ves nada mal".
Él se veía muy bien con su traje de tres piezas y su corbata.
"¿Nos vamos?", le pregunté.
"¡Claro! Dios sabe que nadie podrá quitarte los ojos de encima esta noche". Sonriendo, me ofreció su brazo y lo tomé.
Una vez afuera, nos encontramos con la imagen de mamá ajustando la corbata de papá mientras él gruñía algo en voz baja. Su rostro se volvió sombrío al vernos juntos. Después de que mamá halagara efusivamente mi apariencia y se enorgulleciera de parecerme a ella, todos nos amontonamos en el auto.
Ella había intentado preguntarme sutilmente si me sentía bien después de dejar la cena a la mitad la noche anterior usando como excusa la diferencia horaria. Yo sabía que quería asegurarse de que estuviera bien, no física, sino emocionalmente.
Todo el mundo había evitado hablar del compromiso ante mi presencia tanto como les fue posible. Ellos pensaron que podría molestarme porque tenían una idea de la angustia que había sentido hacia siete años. No obstante, no lo sabían todo. No sabían lo que había pasado exactamente esa noche.
Y tampoco sabían que yo ya no era la misma quinceañera inocente de ese entonces.
Iba a ver cara a cara al hombre que me rompió el corazón en aquel momento, y lo iba a ver anunciar su compromiso con mi hermana ante el mundo. No tenía importancia. Ya habían pasado quince años. Yo tenía novio y me había mudado.
Después de la noche anterior, todavía no la había visto. Y honestamente, no quería hacerlo. Incluso si ya no me importaba, no podía evitar sentir la ira y la traición que sentí aquella noche. A pesar de saberlo todo, ¿cómo pudo venir y anunciarme su compromiso como si nada hubiera pasado?
¿Cómo pudo...?
Entonces sacudí la cabeza queriendo olvidar el pasado. Ahora era una mujer más fuerte, el pasado debía quedar en el pasado. Era mi deber estar feliz por ella.
A fin de cuentas ya habían pasado muchos años. Ya había superado el pasado, así que ya no me afectaba. En absoluto.
El coche se detuvo con un chirrido, al igual que mi corazón. Mamá y papá salieron primero y Warner los siguió.
Estábamos ahí.
"¿Em?", me llamó este último, quien me esperaba afuera.
Yo respiré hondo, mis manos apretando mi vestido a la altura de las rodillas. Con el corazón palpitando dentro de mi pecho, mi boca se secó mientras una gota de sudor corría por mi nuca.
Mi compostura estaba tambaleante. El semblante aparentemente tranquilo estaba escapando de mi control.
"¿Cariño? Vamos, Tessa nos está esperando dentro", sondeó mamá.
Puedo hacerlo. Eso no fue nada. Ya lo he superado.
Asintiendo con fuerza, apreté los dientes y salí con las rodillas temblorosas. Después cogí el brazo de Warner con un gran apretón mientras mis ojos se posaban en la enorme mansión, la cual no recordaba la última vez que la había visitado.
"¿Todo está bien? Te ves un poco pálida", preguntó Warner cuando cruzamos el umbral.
Esa era la línea que no debía cruzar.
"Estoy bien". Mis uñas se clavaron en mis palmas al responder.
"¿Estás segura?".
Yo asentí con la cabeza, sujetándolo con más fuerza. Él hizo una mueca, pero no hizo más preguntas. Y yo estaba agradecida por eso.
Entonces dejé que me arrastrara a través de la multitud de personas vestidas con ropa sofisticada y de marca. El vasto salón era suficiente para tragarse a la multitud sin ayuda. Todo estaba decorado a la altura de una de las familias más influyentes: de manera elegante y deslumbrante al mismo tiempo.
Cuando pasamos junto a la multitud que charlaba y bebía, vimos a Tess de pie junto a algunos de sus amigos. Al vernos, ella se disculpó y corrió hacia nosotros arrastrando la cola de su brillante vestido plateado detrás de ella. Tobias hizo lo mismo.
Si todos sus amigos estaban ahí, eso significaba...
Zafando mi mano del brazo de Warner, di un paso hacia atrás. Mis ojos miraron a mi alrededor. Mis piernas me instaban a salir corriendo de ahí y regresar a la seguridad de mi habitación donde esa persona no pudiera alcanzarme. Esa persona a la cual ya había enterrado en el pozo de mis recuerdos.
"¡Oh Dios mío! ¡Mira a mi bebé, te ves tan hermosa!", se escuchó la voz de mamá mientras miraba a papá, "¿En qué momento creció tanto nuestra hija, Wilson? Mírala con su anillo de compromiso", sollozó.
Yo aparté la mirada de su anillo y tomé una copa de vino de un camarero que pasaba. Mi mano tembló al hacerlo.
Papá frotó la espalda de mamá mientras Tess ponía los ojos en blanco. "Mamá, solo anunciamos nuestra fecha oficial de compromiso. ¡No me casaré esta noche!".
"No te preocupes por tu madre, es solo que se puso un poco emocional. Como sea, ¿dónde está tu prometido?", preguntó papá mientras echaba un vistazo a su alrededor.
"¡Oh, está por allá!", respondió mi hermana señalando cerca de la barra. Yo me quedé congelada.
Lenta y gradualmente, seguí la mirada de todos. Había cuatro hombres parados juntos, y uno de ellos estaba de espaldas a nosotros.
¿Es...? ¿Él?
Siete años. Después de siete años, finalmente me enfrentaría a él cara a cara. Me veré obligada a mirar esos ojos grises tormentosos...
Dejé escapar un suspiro tembloroso. Necesitaba aire, necesitaba salir de ahí.
Justo cuando estaba a punto de escabullirme de ese lugar, Tess lo llamó.
"¿Caleb?".
Mis pasos se detuvieron en ese momento ¿Caleb?
Miré en esa dirección en el instante preciso en el que ese hombre se dio la vuelta y una amplia sonrisa iluminó su rostro. Después de acercarse, él besó la mejilla de mi hermana y saludó a mamá y a papá.
Sus brazos estaban entrelazados mientras se veían a los ojos con cariño… Yo parpadeé y un jadeo silencioso se escapó de mis labios.
Eso significaba que era Caleb con quien Tess se había comprometido. ¿No era el primo de Achilles?
Ahora esa 'V' en su anillo cobraba sentido. 'V' de Valencian. Caleb Valencian.
Una presión en mi pecho desapareció de repente, llenándose de aire. Ellos no eran pareja.
"¿Em? ¿Emerald? ¿Eres tú?", me preguntó Caleb, parpadeando mientras sus ojos marrones me reconocían. "¡Oh Dios mío! ¿Es la infame Emerald Hutton, quien ni siquiera ha llamado a este pobre hombre abandonado en todo este tiempo?".
Yo me las arreglé para formar una sonrisa. "Hola, Caleb".
Él me envolvió en un abrazo de oso, y yo no pude evitar devolverle su demostración de cariño, ya que él era como un hermano mayor para mí. No obstante, cuando decidí distanciarme de ese hombre, corté lazos con toda la familia Valencian.
Él se apartó y puso sus manos sobre mis hombros. "¿Alguien te ha dicho que te has convertido en una hermosa mujer?".
Riendo, negué con la cabeza. El agarre alrededor de mi vaso se mantuvo firme.
"Si ya terminaste de coquetear con mi hermana, ¿puedo abrazarla ahora?". Tess miró a su prometido enarcando una ceja.
Sonriendo, él le dio un beso en la sien. "Sabes que solo tengo ojos para ti, ¿no es así?".
Poniendo los ojos en blanco, ella lo apartó y me dio un abrazo. "¡Te ves preciosa!".
"Tú también", respondí. Nuestras miradas se cruzaron. Algo parecido al arrepentimiento brilló en sus ojos, y después percibí algo más que no pude descifrar.
"Emerald, yo...".
"¡Bueno! Es hora de bailar", interrumpió Caleb. La mirada que le dio a Tess no me pasó desapercibido. ¿Qué estaba pasando? "¿Bailamos?".
Parpadeando, mi hermana se aclaró la garganta, sonrió, puso su mano sobre la de Caleb y juntos saltaron a la pista de baile. Mamá y papá comenzaron a conversar con otra pareja.
El teléfono de Warner sonó, interrumpiéndolo cuando estaba a punto de decir algo. Excusándose conmigo, se alejó para atender la llamada.
Tobias notó mis miradas cautelosas alrededor del salón. Él sabía que estaba muy intranquila. "Relájate, todo estará bien".
"¿Qué? ¿Por qué dices eso?", lo cuestioné fingiendo estar confundida.
Él suspiró negando con la cabeza. "Por nada. ¿Quieres otro trago?", entonces apuntó con la barbilla a mi vaso vacío.
No, prefiero que te quedes aquí conmigo. Quería decirle eso, pero decidí no hacerlo. "Claro".
Con un asentimiento, él se dirigió al bar a conseguir bebidas.
Yo no necesitaba a nadie que me apoyara. Podía lidiar con eso sin ayuda de nadie. Ya no era esa adolescente ingenua que se tambaleaba con solo una mirada.
De repente, el pelo de la nuca se me erizó y se me puso la piel de gallina.
Entonces me giré para observar mi entorno. No parecía haber nada inusual.
Entonces, ¿por qué razón sentía que alguien me estaba mirando?
Mientras las luces de colores se movían alrededor de la masa de gente que charlaba entre sí, mi mirada se dirigió al primer piso y se quedó fija allí. En la esquina más alejada, detecté una figura cuyo rostro estaba oculto bajo una sombra. Con las manos en los bolsillos, permanecía inmóvil, su cuerpo en mi dirección. Incluso si no podía ver su rostro, sabía que me estaba mirando, y por alguna razón, eso me puso nerviosa. Pero ni siquiera eso hizo que apartara mi mirada.
¿Quién era él?
"¿Em?".
Después de pegar un salto me di la vuelta.
"¡Guau! ¡Guau! Relájate, soy yo", dijo Warner levantando las manos.
Yo exhalé un suspiro de alivio y me volví nuevamente, pero ya no estaba ahí.
"¿Estás bien?".
"Sí, lo estoy. Me asustaste", respondí humedeciendo mis labios.
"De acuerdo. ¿Bailamos?", solicitó ofreciéndome su mano.
Entonces busqué a Tobias. Y ahí estaba, riendo con unas chicas con los dos vasos aún en la mano.
Yo sacudí la cabeza hacia él y le lancé a Warner una pequeña sonrisa antes de tomar su mano.
No quería estar sola.
Una vez en la pista de baile, comenzamos a balancearnos bajo las tenues luces y la música lenta, y fue en ese momento cuando volví a percibirla. Esa mirada, una mirada ardiente mirándome desde lejos, siguiendo cada uno de mis movimientos.
Warner colocó un mechón detrás de mi oreja, pero mis ojos ardientes buscaban algo entre la multitud.
"¿Em? ¿Segura que estás bien? Pareces estar un poco perturbada desde anoche", me cuestionó él frunciendo el ceño.
"Sí, todo está bien. No te preocupes. Es solo el desfase de horario", le mentí. No quería hacerlo, pero no podía decirle la razón por la que mis nervios se habían vuelto locos desde que llegamos a esa fiesta.
"Está bien. Si tú lo dices. Pero sabes que puedes decirme cualquier cosa y te escucharé, ¿cierto?".
Esta vez le dirigí una sonrisa genuina y asentí con la cabeza. "Lo sé".
Sus labios se curvaron mientras tomaba una de mis manos y la besaba en el dorso.
Entonces escuché a alguien aclararse la garganta a mi espalda. "¿Podría cederme la oportunidad de bailar con esta hermosa dama?", preguntó una voz profunda y dura con un distante acento griego.
Al instante me puse rígida.
Warner echó un vistazo por encima de mi cabeza y sus ojos se abrieron un poco. Al reconocer a la persona, sus ojos brillaron y una educada sonrisa tiró de sus labios. "Claro". Haciéndose a un lado, me miró. "Te esperaré en el bar", dijo antes de desaparecer de la pista de baile.
¡No!
Eso es lo que le quería decir, pero no pude moverme ni pronunciar palabra.
Ni siquiera podía darme la vuelta. No me atrevía a hacerlo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza dentro de mi pecho cuando sentí su calor detrás de mí. Un par de grandes manos callosas cubrieron las mías, colocándolas juntas frente a mí, sus brazos envolviéndome. Un grito ahogado escapó de mis labios ante la electricidad que corría en ondas por mis venas.
Como no me moví, él tomó el control y comenzó a balancearme con su enorme cuerpo a mi alrededor en movimientos lentos. La embriagadora combinación de su exótica colonia mezclada con el humo abarrotó mis sentidos.
Siempre sucedía lo mismo.
Mi cerebro dejó de funcionar y su aliento tibio me hizo cosquillas en el cuello, debilitando mis rodillas. Una grosera miríada de emociones se estrelló contra mí. Algo apretó mi pecho en el momento en el que un tembloroso aliento salió de mis labios.
Ambos permanecimos en silencio mientras nos balanceábamos bajo la suave música. Todo lo que podía escuchar era la música, mi respiración profunda y los latidos de mi corazón. Mis manos se estremecían bajo las suyas.
No podía hacerlo. ¡Era imposible! ¡Tenía que irme de ahí!
Alejando sus brazos, traté de irme, pero él tomó mi mano y me hizo girar, tirándome hacia adentro. Mi pecho chocó contra su cuerpo. Cuando finalmente lo miré, estaba jadeando...
Mi respiración estaba atascada en mi garganta.
Esos ojos grises tormentosos.
Después de siete años, los estaba viendo nuevamente, y eso era lo que más temía. Me tenían cautiva, tal como solía ser hacía años. Esos estanques grises se asomaron a mi alma, obligándome a quedarme. Su rostro estaba a solo unos centímetros del mío.
Sin aliento, observé sus demás rasgos y me quedé sin palabras.
Mandíbula fuerte y cincelada, mentón prominente, una hermosa nariz afilada, labios firmes y deseables, y una amplia frente. Ni siquiera un mechón de su cabello negro azabache estaba despeinado. Lo llevaba largo, los extremos tocando su cuello. Era como un dios griego.
Su encantadora mirada juvenil había desaparecido, y ahora todo en él gritaba hombre. Y no cualquier hombre, sino uno rudo y poderoso.
Yo me quedé sin aliento, sin poder apartar la mirada de su rostro. No tenía idea de que los años hacían a la gente más hermosa. No, esa no era la palabra. Las palabras no bastaban para describir a Achilles Valencian.
Era... De otro mundo.
Levantando una mano, él apartó un mechón de mi cara provocándome un escalofrío, el cual no sentí cuando Warner hizo lo mismo antes. Su mirada recorrió cada centímetro de mi rostro, como si estuviera memorizándolo. Parecía estar en una especie de trance. Como si no pudiera evitarlo, él rozó sus nudillos contra mi mejilla. Un murmullo entrecortado que no pude descifrar salió de sus labios.
Inconscientemente, me incliné para mantener su contacto sin apartar los ojos de su rostro. Mi piel pedía más, ya que solo esos fuertes brazos a mi alrededor no eran suficientes. Mi corazón anhelaba algo más mientras disfrutaba bajo su mirada abrasadora.
La mirada por la que moriría para que me deseara aunque fuera por un segundo. Mi visión ardía debido a las emociones que se arremolinaban en mi pecho.
Mi Ace...
Pero entonces su voz rompió con mi trance, devolviéndome a la realidad del presente.
"¿Seguirás sin hablarme, capullito de rosa?". Sus ojos grises enganchados con los míos color turquesa.
¿Capullito de rosa? ¿Acaso todavía recordaba que alguien a quien solía llamar así existía en su vida?
Eso significaba que también debía recordar el dolor que le provocó hacía muchos años.
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